La historia del pisco en Chile, se remonta a una gran equivocación, cuando Cristóbal Colón en búsqueda de una nueva ruta hacia las Indias, se cruza con un Nuevo Mundo, con lo que se da inicio a un intenso intercambio de productos, culturas y visiones. Es así, que los colonizadores españoles traen consigo plantas y animales europeos con lo que buscan asegurar el acceso a sus alimentos habituales durante su estancia en el Nuevo Mundo.
Espejos, carne salada, leña, legumbres y parras fueron algunos de los primeros productos que los europeos comenzaron a intercambiar por oro, tabaco, animales y otros productos exóticos del continente americano.
La vid española se adapta con rapidez a los suelos fértiles de la región, produciendo mucho más vino que el necesario para celebrar diferentes misas y apoyar el proceso evangelizador. De esa manera comienza a florecer la industria vitivinícola en las colonias españolas, especialmente en los Virreinatos del Perú y de La Plata.
En el año 1549 la ciudad chilena de La Serena es refundada y se empiezan a plantar las primeras viñas, que más adelante se van a extender a los valles de Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa. Estas tierras cuentan con características únicas que permitieron la producción de vinos de alta calidad e intenso dulzor. Sin embargo, ese mismo dulzor era el que terminaba por complicar el traslado del producto, pues se solía deteriorar con facilidad.
Los productores en busca de asegurar la correcta preservación y como una alternativa para reducir los volúmenes a trasladar, empezaron a extraer el alcohol del vino. Este proceso, que es conocido como destilación, tuvo bastante auge por la presencia de los fragüeros, que eran artesanos y especialistas en trabajar esta técnica. Quienes se encargaron de forjar el alambique de cobre, que se convirtió en el alma del pisco. En el año 1586 María de Niza fue quien registró en Santiago el primer alambique del Cono Sur de América.
Este aguardiente se envasaba en unos cántaros de greda cocida que recibían el nombre de “piscos”, envases que eran manufacturados por los indígenas de Perú y Chile.
En el Valle de Elqui, junto al río Claro, al sur de Monte Grande, nace el pisco. Precisamente en la Hacienda La Torre, se toma la decisión de hacer uso de la palabra “pisco” para denominar al aguardiente de uva elaborado en esta zona. Esta Hacienda La Torre fue obra de don Pedro Cortés y Mendoza, quien es conocido como el “Héroe de Tongoy” por las acciones que tomó en contra de los piratas en el año 1686. Fue él quien impulsó el surgimiento de un cluster vitivinícola en el extremo oriental del Valle del Elqui. De esa manera, se levantaron las haciendas con todo el equipamiento e instalaciones necesarias para la elaboración de vinos y destilar aguardientes.
Los viticultores de la zona de Coquimbo, fueron quienes lideraron la diversificación de la viticultura chilena; allí se comenzó a cultivar de manera temprana la uva moscatel de Alejandría, a comienzos del siglo XVIII. Fue en la misma Hacienda La Torre donde se hizo el primer horno de tinajas del norte de Chile y se realizó la instalación del primer alambique del norte de Chile. Estas innovaciones se empezaron a imitar por los demás hacendados locales, y de esa manera se empezó completar el dinámico polo vitivinícola del norte de Chile.
A finales del siglo XIX se empezaron a presentar escenarios bastante competitivos para la industria del pisco chileno. Que se vio reforzado con la aparición en escena de 4 actores relevantes que fueron: Juan de Dios Peralta, desde la hacienda Tres Cruces; Olegario Alba con su fundo Bella Sombra, Luis Hernández en Paihuano y Gustavo Arqueros, del Fundo Alcohuaz. Cada uno tuvo diferentes incidencias en la producción y establecimiento del Pisco a nivel nacional e internacional.
Las primeras marcas y etiquetas de pisco chileno son la marca “Pisco G”, que además, se convirtió en el primer registro oficial de una marca de pisco a nivel internacional por el vinicultor José María Goyenecha en Copiapó en el año 1882. En el año siguiente el exgobernador del departamento de Elqui, don Juan de Dios Pérez de Arce, hace el registro de la marca “Pisco YTALIA”. Entre los años 1894 y 1901 fueron registrados otros seis marbetes con el nombre de pisco, que fueron Pisco Olegario Alba (1894), Pisco Aracena Navarro y Cía (1895) Pisco Luis Filomeno Torres (dos registros en 1897) y Pisco Águila (1901).